Hoy tengo para darte
el mundo que imagino,
donde caben los sueños
—los tuyos y los míos—.
Hoy tengo para darte
esas palabras buenas,
con las que intento siempre
enhebrar un poema.
La luna de mi cielo,
el sol de mi vereda
y un pincel con los rojos
de alguna primavera.
Hoy tengo para darte
los misterios del viento,
esta risa que río
y esta pena que siento.
Un abrazo cerrado,
una mano en el hombro,
una atenta mirada
y un retazo de asombro.
Hoy tengo para darte
la magia repetida
de andar el mismo paso
y compartir… ¡la vida!
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