Con muy poquito equipaje
que preparó en un segundo
el sapo se fue de viaje
para dar la vuelta al mundo.
El ciempiés le regaló
una sombrilla de trébol
y con un papel de diario
le hizo un gorro marinero.
Con ovillos de neblina
la araña le había tejido
una bufanda plateada
por si hacía mucho frío.
Zarpó en un barco de otoño
hecho con hojas doradas
cuando el viento dibujaba
garabatos en el agua.
Lo despidieron dos ranas
desde un charquito, en la orilla
que agitaban en el aire
su pañuelo con puntillas.
Navegó por el arroyo
justo hasta el atardecer.
Navegaba rumbo al mar
que soñaba conocer.
El horizonte a lo lejos
ya se teñía de rojo
porque el sol se iba a acostar
mientras le guiñaba un ojo.
Y con rumbo al mar se fue
conversando con la luna
que le cantaba a la noche
su blanca canción de cuna.
Precioso, como todos tus poemas. Imaginación para hacer soñar el alma. Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarhermoso, me encantoo
ResponderEliminarme encanto la imaginasion del poema
ResponderEliminarme encanto la imaginasion del poema
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