Cuando cuente tres,
aunque te escondas,
te encontraré.
Una, dos y tres.
Detrás de la puerta
mi prima Inés.
Debajo de una hoja,
un ciempiés.
Una dos y tres.
En la veleta,
el aire que nadie ve.
En el fondo del espejo,
mi cara al revés.
Al volver la esquina,
mi sombra en la pared.
Una, dos y tres.
Al pasar la página,
otro poema para leer.
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